martes, 14 de mayo de 2013

KIDRAUHL

Hay personas que no entienden la admiración que siento por Justin Bieber. Quiero dejar claro que no es una idolatría como la de todas las niñas que creen ser beliebers, esas que apenas saben nada de Justin y solo lo quieren por su físico o sus canciones.
Yo sigo a Justin desde que hace poco más de 5 años lo descubrí por un vídeo de youtube. Sí, tenía apenas 10 años cuando descubrí a la persona más importante de mi vida.
Desde entonces, todo cambió. se ha convertido en la persona más importante de mi vida, la persona sin la cual no podría vivir.
Me ha enseñado que siendo fiel a ti mismo, creyendo en ti mismo y dandolo todo puedes llegar a conseguir tu objetivo, tu deseo, tu mayor sueño en la vida.
Tengo todos sus discos, libros, muchas camisetas y demasiados posters guardados sin sitio en las paredes donde ponerlos.
Justin está ahí siempre que lo necesito; a través de su música, a traves de una frase en un libro o a través de una película. Siempre que necesito ayuda, que necesito encerrarme en mí misma, estar sola y llorar, escucho su música. Su música hace que deje la tristeza atrás que piense que por mucho que me duela las lágrimas no llevan a ningun sitio, que tengo que ser fuerte, seguir adelante y lo más importante: NUNCA DECIR NUNCA.
Justin también me ha enseñado a creer, a confiar en mí misma y a darme cuenta de que siendo como soy voy a ser feliz. Creer y confiar en él me ha hecho ser siempre un poquito más feliz.
Pues bien, Justin ha venido ya varias veces a España en estos cinco años, y yo no lo he visto ninguna. Tengo claro que mis hermanas también se merecen ver a su ídolo y sentirlo cerca, pero es que no puedo soportar la idea de que él vuelva y yo no lo vea. No os podéis imaginar la de veces que se pasa eso por mi cabeza: ¿y si no lo veo nunca en directo?¿y si nunca llego a tenerlo cerca?¿y si nunca su mirada llega a cruzarse con la mia? y si... son tantas suposiciones las que pasan por mi cabeza...  y todas terminan igual, todas terminan con mi sueño hecho pedazos y destrozado por el suelo.
Entonces, levanto la cabeza hacia mis pósters y recuerdo todo lo que él me ha enseñado: debo creer y sobretodo no rendirme nunca, él nunca se rendiría si estuviese en mi lugar. Me seco las lágrimas y pongo uno de sus CDs, cada uno más perfecto que el anterior.
Algún día voy a conocerte y a abrazarte, lo prometo Justin.

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