martes, 20 de mayo de 2014

Monotonía antiutopía.

Nada que decir, nada que contar, nada que hacer, NADA. Vivo sumida en la monotonía más simple, tranquila y aséptica que he tenido nunca.
Ya no estoy segura de cuál es el motivo real de estar así, pero lo cierto es que no importa, solo quiero salir. Puede que sea un castigo del karma por la vida desenfrenada y apasionada de los últimos meses, y que apenas he sabido aprovechar, o tal vez sea porque detrás de toda esa alegría y ese frenesí se encontraba la misma sensación de dolor y de cansancio de vida de siempre, simplemente oculto tras sonrisas vacías, tan vacías que al final se llenaron de lágrimas y me hicieron todo el daño que se puede expresar en un par de líneas tontas como estas. Creo que tras ese dolor sufrido en silencio y sin el acompañamiento moral de ninguna de las personas que conozco, mi subconsciente decidió alejarse de todo aquello que podía hacerme daño y, como últimamente todo el mundo me lo hace, decidió alejarse de todo y de todos, para vivir como si fuera la única persona del planeta a sabiendas de que hay gente a mi alrededor todo el tiempo.
Porque en estas últimas semanas he experimentado demasiadas veces la sensación de estar sola en medio de mucha gente, y he descubierto que no puedo seguir enclaustrada en mi utopía en la que todos luchamos por el bien común y no solo por el propio, en la que ser buena persona es una cualidad intrínseca de la persona y ser solidario con los demás no es una obligación, sino un derecho.
Pero a sabiendas de mi monotonía vital y la necesidad de salir de mi utopía social, he decidido que el mundo va a ser un lugar mejor me cueste lo que me cueste, y que con el granito de arena que aportan todas las personas como yo, podríamos hacer que nadie nunca vuelva a sentirse como yo y vaya a tener que entrar en la monotonía más absoluta por la imposibilidad de conseguir su maravillosa utopía.

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