miércoles, 21 de enero de 2015

Lo que estamos viviendo es un regalo, por eso se llama presente

No sé quién soy, ni dónde voy, ni de donde vengo; no sé ni si quiera que ocurrirá en las próximas horas de mi vida, teniendo también difuso lo que ha ocurrido en estos 17 largos años que llevo de vida.
Lo que más miedo me da de este desconocimiento es equivocarme; tomar decisiones precipitadas, no meditarlas lo necesario y tirar por tierra mi futuro sin apenas darme cuenta de ello.
Mi futuro...¿qué cosa más incierta, no? Quién sabe que ocurrirá antes de que acabe el día, o si estaré mañana para poder contarlo. En base a esto, he decidido que no puedo seguir viviendo entre el pasado y el futuro, continuar viviendo entre lo que ha sido o será, entre las esperanzas del mañana convertidas en desilusiones del ayer, porque estoy perdiendo todo lo que está siendo.
Lo que está siendo, eso es lo que debe ser aprovechado al máximo. Hay tiempo para quejarse del pasado, para planear el futuro, pero no para dejar de disfrutar el presente.
Cada día como el último, cada día como si fuese la última vez que hago algo, disfrutando cada ducha, cada ruido que escucho, cada palabra que cruzo o cada sonrisa dedicada.
"Grabar esto en vuestro corazón: cada día es el mejor del año" Ralph W. Emerson.

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