domingo, 4 de octubre de 2015

Cerrando heridas y cicatrizando relaciones.

Ahora después de mucho, me he dado cuenta de lo que realmente necesito: no necesito a nadie que me regale flores, no necesito en mi vida alguien que me cause más penas que alegrías, no necesito a nadie que me haga dormirme todas las noches llorando, no necesito a nadie que me ignore; lo que ahora mismo necesito, es tiempo.
El tiempo está muy infravalorado en la vida. Buscamos la alternativa más rápida, lo más fácil y que menos esfuerzo nos suponga, buscamos dedicar el mínimo tiempo posible a todo, y eso está causando mucho daño. Nadie se toma el minuto que cuesta pensar qué deberías hacer antes de hacerlo, nadie se para a disfrutar del tiempo que le dedica a las cosas, sólo piensa en acabar lo que está haciendo para empezar algo nuevo, y así constantemente.
A fuerza de mucho pensar, he descubierto que le dedicaba muchísimo tiempo a muchas cosas y, sobretodo, a mucha gente, pero que había algo fundamental a lo que se me había olvidado que debía dedicarle un tiempo: a mí misma. Por tanto, he decidido empezar a cambiar ciertas cosas que no me están haciendo ningún bien. He decidido dejar de dedicarle tiempo a la gente que no lo valora, cerrar heridas y cicatrizar relaciones, que duelen más que las propias heridas. He decidido que ha llegado el momento de abandonar mi pasado; no me refiero a borrarlo de mi vida ni a olvidarlo, pero sí a dejarlo donde tiene que estar, en el pasado.
Además, me he dado cuenta de que no sé quererme a mí misma, y ese era el gran problema: me he pasado toda mi vida buscando en los demás el cariño que yo no era capaz de darme a mí misma, y a su vez intentaba darle a los demás todo el amor que a mi me faltaba.

Definitivamente, voy a cerrar todas las puertas y a dejar de abrir ventanas, voy a dejar de vivir centrada en lo que pasa fuera en el mundo, para centrarme un poquito en lo que realmente pasa en mi cabeza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario