domingo, 8 de marzo de 2015

Miedo

Me da miedo. Me da miedo quererte y que a otra quieras; esperarte y que me desesperes; soñarte y que otra te quite el sueño; poner todo de mi parte, entregarme por completo a ti y que me dejes completa, sí, completamente vacía.
Y parece normal eso de tener miedo, cuando por confiar tanto en alguien, y sin ataduras, te han abandonado y te han marcado a fuego en el pecho aquello de que el amor duele para que cada vez que intentes entregarte a alguien arda tan fuerte que te quite las ganas.
El problema está ahí, en estar dispuesto a entregarlo todo otra vez, como la primera vez que te diste a alguien, teniendo la esperanza de que esta vez sea el indicado, pero no te sale. No puedes, estás paralizada y al pie de un camino tan cuesta arriba que eres incapaz de subirlo, y tus ganas de querer se quedan en necesidades desesperadas por que la otra persona muestre y demuestre un ápice de interés por ti, para que esas ganas abstractas de tenerle, se conviertan en deseos concretos de él.
"Quiéreme, incluso con mis miedos, y ellos desaparecerán".

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