martes, 5 de abril de 2016

La luna te bajaba, o no, quién lo sabrá.

Ojalá me hubieses querido bien y no de más, porque de malqueridos está el mundo lleno y ya me he cansado de ser una de ellos; de escuchar frases bonitas, de atender absurdas peticiones que te llenan la cabeza de ilusiones y al final, simplemente, pasan.

Porque si me vas a querer a medias o de mala gana, mejor no me quieras, porque no me renta dártelo todo si no recibo nada apenas, porque estoy cansada de entregarme de pleno en una relación que termina entre lágrimas y un "debí hacerlo a mi manera" o un "la próxima vez no pienso sentir tanto hasta que no demuestre más".

Y autoengañándote a ti misma, fingiendo ser mucho más madura de lo que eras antes, y repitiéndote una y otra vez que nunca vas a volver a entregarte a una persona que te prometa la luna y solo te acerque piedras, pero sabes que es mentira; sabes que nadie va a demostrarte nada, y que van a prometerte la luna y cien mil astros más, y que vas a volver a caer y vas a darlo todo, confiando en que esta vez sea la definitiva.

No tengo muy claro cuál de las veces será la definitiva, o cuántas veces tendré que volver a llorar porque lo más cerca que he estado de la luna contigo fuese en algún lugar de mala muerte en el centro de esta ciudad, ni si quiera sé si la definitiva ya ha pasado y sigo llorando por llorar, pero tengo claro que pase lo que pase, voy a amar todo lo que pueda, a dar sin esperar nada, a amar, a amar y a amar.

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