miércoles, 10 de diciembre de 2014

Tras la tempestad siempre llega la calma.

Hace días que creí haber perdido la imaginación, pero ciertamente lo que he perdido son las ganas de sentir.
Antes, eran mis sentimientos los que me hacían divagar entre miles de ideas , navegar en un mar de pensamientos bajo una potente lluvia de ideas, que siempre llegaba a buen puerto, pero estas últimas veces no. Fuese triste o fuese alegre, siempre tenía un pensamiento en la cabeza para sacarle jugo, pero ahora no.
Ahora mi mente está en blanco, en un estado similar al de stand by, simplemente esperando a que llegue el momento de hacer las cosas bien y de volver a sentir, pero no llega. Sólo se queda el sentimiento de hastío, el sentimiento de cansancio vital que reposa sobre mis hombros, pero no sirve de nada pues ni eso me produce la necesidad de escribir.
Antes utilizada como una forma de desahogo, ahora es una angustia enfrentarme a una libreta. Libremente decidí comenzar con esto, y libremente seré yo la que le ponga fin, pero por mucho que se extravíe mi navío allá por el mar de pensamientos, bajo la tormenta de ideas, solo debo esperar a la calma que vendrá tras tanta tempestad.

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