domingo, 18 de octubre de 2015

Definitivamente, adiós

Si te digo la verdad, solo me queda despedirme de ti y todo habrá acabado; para siempre.
Aunque parezca mentira, he de reconocer que me ha encantado vivir en la mentira de llegar a tener algo serio contigo, de que me querías, de que para ti era especial, pero por gracia (o por desgracia) ya he sido capaz de quitarme la jodida venda de los ojos y salir del engaño.
No vas a ser fácil de olvidar, no por lo que tu hayas hecho, sino por todo lo que yo sola he interpretado que hacías y por todo lo que en mi cabeza inventé que algún día llegarías a hacer. No prometeré nunca que te he olvidado, o que no me acuerdo todos los días de ti, porque ya he mentido bastante durante todo este tiempo (sobre todo a mí misma) y sé que nunca llegaría a cumplirlo.
Tampoco voy a prometerte que voy a estar siempre aquí para ti o que puedes llamarme cuando necesites alguien que te ayude o escuche tus penas, porque sería incapaz de escuchar como se le rompe el corazón a la persona por la que el mío ya se ha hecho mil pedazos. Además, si no lo has hecho mientras estaba las 24 horas del día a tu disposición, dudo que lo hagas ahora.
No quiero alargarme más, no me gustan las despedidas y mucho menos cuando duelen tantísimo. Te he querido muchísimo, pero en pasado. Adiós.

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