domingo, 13 de marzo de 2016

sin miedo y de verdad.

Y a veces la vida a oscuras es menos dura, pero a la larga duele ver la vida pasar desde un segundo plano. No digo que vivir a la luz y como los valientes no duela, solo digo que es diferente.
No vale la pena quedarse encerrado en casa por miedo a que el aire nos despeine, a tropezar con un bordillo levantado de la acera, por miedo a coger un resfriado, por miedo a conocer a alguien nuevo o por que se nos acerque cualquier persona...

No se puede vivir con miedo, porque el miedo te hace apartarte de la gente y te hace perderte miles de regalos que a diario te da la vida. Puedes perderte un cruce de miradas en un autobús que te deje una mañana encandilada, o puedes perderte la historia de alguien amable que se te acerque a darte conversación, o puedes perderte, pero de verdad, y descubrir sitios justo al lado de donde vives que no conocías y que sino hubieses salido sin la vida organizada no podrías haber descubierto.

No vivas con miedo, vive la vida como tú quieras que sea, pero no solo en el sentido de hacer lo que te de la gana y actuando de forma libre y sin pensar, sino pensando con cabeza y haciendo lo que de verdad saque lo mejor de ti y lo que de verdad creas que merece tu tiempo.

Vive la vida sin miedos, o los miedos la vivirán por ti.

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